Una de las lecturas más claras que está dejando la gestión de la pandemia del Coronavirus es que, por primera vez en la historia de la humanidad, un grupo de gobiernos a nivel mundial se han alineado para utilizar la lucha contra el virus como pretexto para coartar libertades.
Nunca esta confabulación planetaria fue posible porque el éxito de un gobierno para luchar contra una enfermedad de esta naturaleza dependía de su capacidad para adelantarse a los acontecimientos, de la manera en que éste organizaba sus recursos para hacer frente a la de crisis sanitaria, y, sobre todo, de su liderazgo claro para saber unificar recursos públicos y privados en función de un interés general amenazado, siempre respetando los derechos y voluntades de la sociedad que defendían.